ADIÓS A UN AÑO ESCOLAR DIFERENTE,
BUEN VERANO.
Ayer, hoy y siempre,
el ser humano está hecho para moverse. Estuvimos enjaulados en casa y pronto nos dimos cuenta que necesitábamos
movernos, muchos buscaron ejercicios por internet para hacer, otros, compraron
bicicletas estáticas, elípticas…
Un cuerpo inmóvil es
un cuerpo susceptible a diferentes males, físicos y mentales, a la pereza y con
ella, quizás al abandono del motor humano, el corazón físico y espiritual, es
decir, el muscular y el actitudinal (la autoestima).
En casa o fuera,
donde sea, mantener activo tu cuerpo es importante, no, es primordial. Cuerpo y
mente, ambas siempre se dieron la mano, puesto que cuando las personas realizan
actividad física con regularidad se experimenta
sensación de felicidad que nos empuja a repetir la acción y volver. Detrás
de todo esto hay una explicación fisiológica, el ejercicio físico propicia la
actuación de hormonas tales como la serotonina, dopamina y endorfinas,
responsables de la sensación de calma, sosiego, paz, felicidad, alegría y hasta
euforia. No olvidemos que la inmensa mayoría de la gente que hace actividad
física lo hace buscando el placer, el bienestar, ninguna medalla suele estar al
final del camino. En definitiva, tenemos
la necesidad de movernos para estar y sentirnos bien. Un cuerpo que no se mueve
es como una puerta cerrada durante un largo letargo, podremos abrirla pero costará,
sonarán las bisagras y tendremos miedo a que se rompa.
El ejercicio físico
es un soplo de aire fresco que debe entrar en nuestras casas y venir para
quedarse, debe ser una lanza que se clava a nuestro favor para romper, lo que
no está bien, el sedentarismo.
Tuvo que venir un
virus para que mucha gente empezara hacer lo que no hacía pudiéndolo hacer. A
mitad de mayo, nos permitieron salir y movernos, y así lo hicimos, y fue
espectacular ver a tanta gente haciendo actividad física. Ahora lo interesante
es que lo que fue siga siendo, es decir, que la gente continúe realizando
actividad física. Las bondades del ejercicio son infinitas: aumenta la cavidad cardiaca lo que
permite al corazón recibir e impulsar más sangre en cada sístole
(expulsión), reduce las grasas del
cuerpo, al tener que emplearse como combustible energético, minimiza la
posibilidad de padecer arteriosclerosis (endurecimiento, pérdida de elasticidad
de arterias, estrechamiento…), previene así ciertas enfermedades cardiovasculares
como como el infarto, angina de pecho... No olvidemos que los problemas
cardiovasculares constituyen la primera
causa de muerte en los países desarrollados, cada vez más cerca le sigue los
fallecimientos por cáncer. El ejercicio físico ayuda a prevenir y/o regular el colesterol, diabetes, obesidad, y un 1/3 de los cánceres. Evita la formación de varices, al
ser los vasos sanguíneos más elásticos y al comprimir las masas musculares a
las venas. Disminuye la frecuencia cardiaca en reposo y en los esfuerzos, puesto
que la cantidad de sangre que envía el ventrículo al contraerse es mayor, con
lo cual necesita contraerse menos veces para abastecer el organismo del oxígeno
que necesita. Pone en funcionamiento capilares latentes y crea otros nuevos, lo
cual permite una mejor irrigación sanguínea de todo el cuerpo con la
consiguiente mejora en el surtimiento de oxígeno y nutrientes, favoreciéndose
del mismo modo la eliminación de productos de desechos. Activa tu metabolismo. Aumenta la cantidad de glóbulos rojos y de
hemoglobina, lo que permite transportar más oxígeno a todas las partes del
cuerpo y por consiguiente mejorar el rendimiento. Amplía la capacidad pulmonar y pone en
funcionamiento nuevos alveolos. Mejora el mecanismo inspiratorio-espiratorio
para renovar el aire en los pulmones…
Hay que moverse sí o
sí, articulaciones y músculos te piden a gritos que no les abandones, no
olvides que tu cuerpo es el único lugar donde puedes vivir.